-¡Qué manifestación la de ayer, Martina, estoy arrengá!
-Y que lo digas, tita. ¡Inmensa! Pásame un cojín, que tengo los pies fritos.
-Toma este, que ya las lumbares me han encajado un poquito.
-¿Cuántos kilómetros de manifestación anduvimos, tía Blasina?
-No sé, hija, no me defiendo con el gugle ese para calcularlo.
-Pues vamos a hacer memoria, a ver si contándolo, alguien nos lo dice. Empecemos. Quedamos en la Plaza de España con la Plataforma por la Escuela Pública, y por la calle San Fernando llegamos hasta Puerta Jerez.
-Allí nos pusimos a la sombrita.
-Y nos dimos cuenta que la manifestación de estudiantes universitarios discurría hacia Plaza Nueva.
-Sí, discurrían, pensaban, reflexionaban...¡y pasaban, pasaban, pasaban!
-¡Y nosotras media hora ahí mirando alucinadas!
-Hasta que tomamos la decisión, Martina.
-Y nos fuimos con ellos.
-Pero me llamó la Escribana, que iba con su hija y que la marea de ellos ¡había tirado por la Ronda camino del Parlamento! Y rezamos a dios para que nos diera el don de la ubicuidad.
-Pero como dios no nos respondió, seguimos a nuestra marea de estudiantes hasta Plaza Nueva.
-Y ya allí ¡pues a las Setas!, que para eso están, para acoger a manifestantes estudiantiles, 15-M, sindicatos... un poco de justicia poética para tanto latrocinio arquitectónico-municipal.
-Tita... que te pones romántica. Sigamos el discurrir. Sólo nos paramos un momento en Las Setas, porque todo el mundo se había enterado de la gran lengua que recorría la Ronda.
-Y seguimos, ¡y qué maravilla cuando confluimos! ¡Y qué amable ese muchacho que me subió al techo de aquel coche para que tuviera perspectiva!
-¡Y el bollo que le dejaste al dueño! Hoy estará que trina.
-Hija, si es que cada día los fabrican de peor calidad...
-Y a las once de la noche llegamos al Parlamento, y cantamos el No nos moveran
-¡Y habíamos salido a las siete de la tarde! Por cierto, Martina, ¿dónde estaban el profesorado y las familias del alumnado del resto de la Escuela Pública? ¿No piensan que sus hijos quieran estudiar una carrera? ¿No les importa que vayan a estar en las clases como sardinas en lata?, ¿que supriman unidades, que desplacen profesorado? ¿Y a estos no les importa que les mengüen el sueldo? ¿No importa a todos que la educación pública es de todos? ¿Qué quieren, que la escuela pública sea como en mis años cincuenta!
-Mucho me temo, Tía Blasina, que el profesorado y muchas familias de la escuela pública estén aún aquí,escucha,escucha...
-Pues como no salgan pronto ¡se los comen los tiburones! ¡¿Pero es que no tienen sangre en las venas, ojos en la cara para ver el futuro de Miseria educativa, económica y ética, que les espera a ellos y las escuelas públicas donde van a trabajar?! ¿O es que se han vuelto tan funcionarios como los que retrata Berlanga? ¿Es que van a dejar tranquilamente que el ministro Meeert y la Consejería se salgan con la suya?
-Ahora que lo nombras..., mira este titular “El ministro Wert ofrece diálogo franco a los estudiantes”...
-¡Diálogo Franco!, ¡pero si eso es lo que hacen hasta el momento, que parece que el 20N les dieron la Franquicia! A ver si aprende un poco de Historia de España este ministro de la uve doble ¡qué ya llevamos unas décadas de democracia! ¡Mira que querer recortar en Atención a la Diversidad, con la falta que les hace al ministro y a la Consejera de Educación!
A mi querida Elena J., que no pudo llegar hasta el Parlamento y yo se lo cuento, ¡ah, y abre los tres enlaces, no te olvides!.
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