jueves, 23 de diciembre de 2010

Tía Blasina por Navidad

   -¿Qué es todo este follón, tía Blasina?
   Me acerqué a ella procurando no pisar papeles de plata, borreguitos, ni bolsas de musgo y serrín.
   -No sé si poner primero la manifestación y a continuación el cadalso o al revés.
   -¡¿Pero no estás poniendo un Belén?!
   -Claro, Martina. ¡Mira que encanto de portal!
   Dentro de una caja de zapatos forrada de papel estraza y escarchada con algunas ramitas y hojas de otoño desmenuzadas, se veía a la familia: José, alto, enjuto y muy serio, daba de comer a la mula, mientras que María, pálida, regordeta y medio dormida, amamantaba a Jesús; al fondo unas alforjas y unos petates envueltos en telas.
   -¿De dónde los has sacado?
   -Me los regaló tu prima Mercedes, ya sabes que ella es una teóloga con los pies un poco fuera del tiesto.
   -Son encantadores... ¡¿Qué le has hecho al cagón?!
   El personaje no estaba sentado en su orinal, sino sobre una pila de recortes de periódico.
   -Nada, hija, ahí cagando, como manda la tradición, sólo que le he puesto papel en abundancia para que se limpie: la ley antitabaco, la ley Sinde, los decretazos económicos, los proyectos de jubilación, el canon digital...
   Mientras me contaba esto, tía Blasina se esmeraba en poner de pie, unos tras otros, a unos cuantos pastorcillos detrás de la lavandera y la mujer de los patos, que portaban bien cogida con fixo una pancarta. Las escoltaban los Reyes Magos.
   -¿Y los borreguitos, dónde los vas a poner?
   -Tranquila, Martina, que a los pastorcitos parece que los fabrican para que se caigan...
   Cuando terminó de poner al último en pie me pidió que le acercara los borreguitos.
   -Aquí, tras los sanedrines del templo, los borreguitos.
   Eran muñequitos de barro vestidos con chaqué y reliados en trocitos de papel higiénico a modo de toga. La miré esperando a que me lo aclarara.
   -La banca y los políticos, que también van al portal a pedir cosas al niño Jesús. Y ahora a rematar.
   Al final decidió colocar el cadalso dentro del portal y a un ángel delicado y esbelto a su lado.
   -Si logro encontrar un arcángel con espada, mejor, que tienen más poderío, no vaya a ser que cuando lleguen a pedir los de la toga se nieguen a pasar por el cadalso.
   Cuando me despedía, ya tenía el belén completo. El arcángel con espada lo había recortado de un folleto y sobrepuesto al anterior, al montoncillo del cagón había añadido recortes de los decretos de funcionarios y por último, colocaba una preciosa estrella de oriente de purpurina irisada sobre el portal.
   -Brilla mucho, los de la toga van a encontrar el portalico pronto y lo mismo pasan por encima de los pastores... me parece que voy a quitar a los Magos de la cabecera de la manifestación y los voy a poner al final, de servicio de seguridad, así  engatusan con el oro a togados y borregos, que para lo que le va a servir a la familia... Por cierto, Martina, si los Reyes Magos llevaron al portal oro, incienso y mirra y no se relata en los evangelios que José ni María sufrieran robo alguno ¿qué narices hicieron con esos regalos tan valiosos, que la familia nunca salió de pobre?
   -¿No lo sabes, tita? Sobornar a Herodes y luego al sanedrín para que dejaran en paz a Jesús hasta los 33 años. ¿O crees tú, tía Blasina, que Dios no está al loro de cómo funcionan las cosas en este mundo?

paratiablasinaymm@gmail.com

1 comentario:

  1. Feliz Nochebuena para la tía Blasina, que se cuide, y para su sobrina, que no salga a fumar al balcón, que hace mucho frío...¿no sería mejor dejar el tabaco?

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