sábado, 19 de marzo de 2011

   -¡Tía Blasina, yo guardo una como ésa!
   -Seguro que muchos la guardamos aún, quizá es hora de volver a lucirla ¡pero en las manos, cerebros, corazones y bocas!, que con esto de las modas corremos el riesgo de que sea la monería de turno.
   -También en los pies, tita, que si hay que manifestarse lo hagamos.
   -Claro que sí, Martina, va siendo hora de que dejemos de ser generaciones dormidas, de que nos roben los significados, de salir del engaño de la "fonetización de los valores", de la imaginería a la moda y nos pensemos dos veces lo que decía Miret Magdalena: esgrimimos "palabras bandera" (libertad, paz, justicia, democracia, respeto ecológico), pero no las asumimos en la práctica. Me acuerdo cada vez que escucho a políticos, sindicalistas y parlanchines de variado pelaje, ¡y más aún cuando me pillo en un renuncio!
   -La distancia entre la teoría y la práctica.
  -La distancia entre no querer nucleares y el derroche energético que practicamos en nuestra vida cotidiana.
   -La distancia entre nuestro silencio y dejar hacer al poderoso caballero Don Dinero.

    

2 comentarios:

  1. Ay, tía Blasina,la chapita la deberíamos llevar pinchada en el corazón, a ver si cada vez que nos damos una vuelta nos acordamos de su significado. ¿Hasta dónde puede llegar la ambición humana que no es capaz de renunciar a un sorbito de "bienestar" y continúa manteniendo la dependencia de esas auténticas armas de destrucción masiva?
    ¿Dónde está el aprovechamiento energético del aire, del sol, de las olas del mar, del calor de la Tierra?
    Ay, tía Blasina,aunque sea sólo por los que vienen detrás de nosotros, deberíamos dar un giro considerable a la marcha del mundo.
    En fin.
    Besos para usted y su familia.

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  2. Completamente de acuerdo con usted. Y es más, el día que cambie la costumbre socio-cultural de planchar la ropa, vamos ahorrar cantidad de energía ¡con lo que gasta la plancha! (y el tiempo que se invierte), ¿y para qué el microondas? para correr más. Algo tiene que cambiar: mejor nuestro cerebro y nuestro corazón que nuestro chip.

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