jueves, 3 de febrero de 2011

La primavera comienza en diciembre

   -Tía Blasina, llevas toda la tarde callada. ¿Qué ocurre?
   -El comienzo de la primavera, que es una fuerza arrolladora, que a veces desequilibra, desasosiega, agota.
   -Apenas ha comenzado febrero, tita.
   -Lo sé, Martina, sin embargo la vida bulle bajo la vida y eso, a veces, trastorna, y si la luna se esconde o luce redonda, más. ¿Recuerdas ese pasaje de "La montaña mágica" en que se sostiene que el solsticio de diciembre es el comienzo de la primavera pues los días dejan de menguar y comenzarán a crecer? ¿Te has fijado en que ya hay plantas con minúsculos brotes en sus ramas y tallos, en que algunos insectos se han despertado de su letargo y comienzan a vagar como despistados, como haciendo memoria de dónde estaban sus alimentos del año anterior?
   -Todo lo que me dices es más razón de alegría que del ánimo en que te veo, tita.
   -Sí y no, Martina. Cuando la sangre rebulle y renueva, los huesos de los viejos requiebran, los corazones cansados temen sus propios latidos y los espíritus inestables caminan sobre un hilo de araña. Antes de que se manifieste todo el alborozo de la primavera hay que pasar por esa oscuridad preparatoria.
   -¿Te duele algo, tía Blasina? ¿Te encuentras mal?
   -Un poco, sí, me duele que al nieto de Jerónimo, un muchachito todavía, lo hayan tenido que ingresar por un brote esquizoide y Lucía, la costurera, que hace un año cayó en una depresión grave, está reinando día sí día no sobre sus fantasmas.
   -Estamos en un precioso parque, tita, mires donde mires ves árboles enormes, plantas y flores preciosas ¿cómo te pones a pensar en esas cosas?
   -Precisamente mirando esos añejos árboles es cuando más siento que los que menos hemos aprendido a respetar los ciclos de la vida-muerte-vida somos los humanos y que así nos luce el pelo.
   -A ti blanco, tita, de tanto cavilar.
   -Y a ti caoba bote, Martina, de tanto disimular.

2 comentarios:

  1. ¡ Ay ! títa Blasina y Martina, que cuesta arriba se hace estar en el convento cartujano, a mí me gusta cómo a vosotras expresar sentimientos, emociones y opiniones, pero ya en el ecuador del curso, sé que no se puede cambiar esa forma de ir por la vida.
    Un convento cartujano lleno de niños, alegres, parlanchines, llenos de vida, cómo la primavera que vosotras tan bien expresáis, se contradice mucho con un ambiente tan decimonónico , pero eso es lo que hay. Cada día me reinvento cómo vosotras mi mundo particular, diferente y divertido.... así van pasando las 5 horas de trabajo. Otra vez vuelvo a ser la rara, pero ya está clarísimo que yo soy como soy y punto.

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  2. Es cierto que hay atisvos de primavera, pero vamos a darle tiempo al tiempo y disfrutemos de esos días de fresquito y del blanco de la nieve, que luego vendrán las alegias y el no saber que me pongo para salir a la calle.
    ¡Cuidaros y disfrutad!, dentro de un orden.

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