viernes, 12 de abril de 2019

Sí a una muerte digna, sí a la despenalización de la eutanasia, sí al suicidio asistido.

Tía Blasina y Martina quieren recordar a católicos y otros creyentes
que
hay personas que no creen en una divinidad cruel,
hay personas que no creen en ninguna divinidad.
Nos merece respeto que ustedes vivan y mueran respetando su espiritualidad,
pero
eso no les da derecho a imponer sus creencias espirituales a otros.
Si ustedes creen que su dios es el único y verdadero están en todo su derecho de profesar la creencia que consideren más adecuada a su ser,
pero
eso no les da derecho a imponérsela a toda una sociedad,
otras personas tienen otras creencias
o ninguna.
Lo que se llama vida civil es la vida de una comunidad de ciudadanos y ciudadanas,
cada una y cada uno con sus propias creencias,
ustedes no pueden pretender que se legisle la vida civil con leyes religiosas.
Aparte de lo expresado, tía Blasina tiene algunas cosas más que decir:
¿Por qué son compasivos y llevan su mascota al veterinario cuando no tiene cura y sufre para que le ponga una inyección y acabe con su sufrimiento y son crueles con las personas -seres de su misma especie- y le niegan esa compasión?
¿Por qué han creado un dios tan cruel y monstruoso del que dicen ustedes que "envía" ese sufrimiento?
¿Creen, de verdad, que eliminando el dolor físico se elimina también el sufrimiento emocional, mental, espiritual?
Sí a una muerte digna,
a la despenalización de la eutanasia,
al suicidio asistido.
Sí a la plena y completa implantación de los cuidados paliativos en cada rincón de nuestro país.
Y si ustedes señoras y señoras católicos y de otras creencias no quieren hacer uso de esas leyes para sí mismos, no se preocupen, nadie les va a obligar,
pero
no presionen ni obliguen a sus seres queridos,
ni a quienes no profesamos sus creencias
o ninguna
a renunciar a nuestro derecho a morir dignamente si así lo deseamos.
Por si se les ha olvidado:
España es un país aconfesional según se recoge en su Constitución,
y una Democracia.

El grito                E. Munch








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