-¡Tía Blasina, no te esperaba hasta mañana!
-Y yo no me esperaba a mí misma de vuelta. ¡Cómo llueve en la playa, hija, bañarte no puedes, que hace frío, pero lo que es ducharte, a placer! Y tú qué ¿disfrutas de tu puente?
-Lo comencé dándome un baño de multitudes.
-¿A lo político V.I.P.?
-A lo gárrulo. El miércoles fui a ver a unos amigos y a la vuelta de una esquina me agarró una turbamulta, me arrastró y desemboqué frente a una Virgen. Allí me tuve que quedar clavada dos Cristos y una Virgen más, hasta que logré gusanear lo suficiente como para llegar a una pared y seguirla hasta una calle más despejada. Llegué más de una hora tarde a mi cita dando vueltas y revueltas para no toparme con cofradías ni cofradieros.
-¡Bah!, parece que no conoces esta ciudad en Semana Santa. Hay que andar de oído, al más mínimo porrompón hay que huir.
-Como tú el lunes, ¿no?
-Pero aquello era por una buena causa, Martina, necesitaba a toda costa sacar el billete de autobús para la playa... Entre eso y quedarme en la ciudad, tú me dirás. Además, como el oído me avisó y vi un Cristo cabizbajo y maniatado a lo lejos pude bordear, sólo tardé un cuarto de hora más en llegar a mi objetivo. Además, nadie me podrá decir que no veo cofradías, aunque sea a las cuatro de la tarde, ésta la vi.
-En qué quedamos, tita, ¿la viste o la bordeaste?
-Fui al margen hasta que llegué a la calle que me interesaba, ¿me pego a la pared o rodeo la manzana? Como quien venía era la Virgen, segundona siempre como manda la Santa Madre Iglesia, pensé: detrás se acaba todo. No es que fuera exactamente así, pues tras la Virgen un tropel de gente, queriendo adelantarla, empujaba o arremetía con el carrito del bebé, sin embargo tuve paciencia y vi el resto de la procesión: cerrando la marcha dos furgones de la policía, el camión del servicio de limpieza municipal y un rosario de penitentes desperdigados, uno de ellos, algo acalorado, que se apresuraba con los faldones arremangados y luciendo unos calcetines de deportes blancos. Como verás, Martina, no fue una experiencia nada traumática. Querida, aún llueve ¿nos vamos a pasear un rato?
-Espera que consulte internet, tita, a ver si con suerte llueve en las próximas dos horas y nos da tiempo de tomar un cafetito también.
-Te va a castigar Dios...
-Ya lo hizo el miércoles, tía Blasina, y desde entonces no he vuelto a pecar.
-Pero yo sí.
(Dedicada, con mucho cariño, a I. B. A.)
Mujeres que comunican: http://tiablasina.blogspot.com/p/mujeres-que-dicen.html
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