8M.
Todos los derechos
Todos los días
Todas las mujeres
Una tita ochentañera y su sobrina miran el mundo a caballo de la risa, el cabreo, la reflexión..., de las pintoras surrealistas, las pintoras expresionistas e impresionistas, de la palabra de otras mujeres y la Escribana Pendolista
-Hola, tía Blasina. Pero... ¿Adónde vas? ¡Parece que vas de excursión con esa mochila!
-¡Oh, no, Martina! Voy a la concentración del Día de la Mujer Multitrabajadora.
-¡Qué locura es esa, tita! Es imprudente, tanta gente reunida en un lugar...
-Más o menos como en las calles llenas de terrazas de bares, en las inmensas colas para las vacunaciones o para ver a la Macarena a las puertas de la basílica. Porque será al aire libre, no como el centro comercial a rebosar de gente o las clases llenas de niños y adolescentes. También te puedes imaginar que somos los diputados en el Congreso un día que asisten todos por casualidad.
-Visto así..., hay concentración mayoritaria de mujeres en el mercado, a primera hora de la mañana esperando que se abran las puertas del colegio, o a la salida... Eso sí, todas ellas muy prudentes con su mascarilla.
-Y mira, mira, Martina.
-Pero..., ¿qué haces, tita?
-Pues enseñarte mi mochila equipo de supervivencia para manifestaciones y concentraciones en la actualidad. Mira, mira: mascarillas de repuesto, una quirúrgica y otra FFP2 por si tengo que entrar a orinar en algún sitio; un metro para el caso de que no calcule bien a ojo la distancia de seguridad; un botecito de gel hidroalcohólico más una pastilla de jabón por si acaso; una botella de agua para la sed y un zumo para reponer energías, con sus cañitas, así no tengo que quitarme la mascarilla; mi pancarta individual para no compartir objetos; y un matamoscas de mango extensible y teledirigido.
-¿Y para qué llevas ese matamoscas?
-Para arrearle individualmente y a distancia segura a los moscones que nos critiquen por concentrarnos y manifestarnos desde platós donde no llevan mascarilla o desde estrados donde hacen declaraciones públicas elevando la voz, gritando y arengando sin bozal, perdón, sin mascarilla y nos salpican a todos con sus malas babas.
-Pues espérame un momento, tía Blasina, que cojo mi mochila y te acompaño. ¿Me prestas tu lista del equipo de supervivencia de manis y concentraciones?
-Mejor te acompaño a tu casa y te lo voy gritando desde la puerta, si no, ¡no llegamos a tiempo!