-Hola, tía Blasina, ¿hola?
-...llena eres de
gracia, el señor es contigo; bendita tú...
-¿Qué haces, tita?
-...eres y bendito
el fruto de tu vientre, Jesús.
-Como si no lo
vieras.
-Ya veo: sentada
como una budista rezando un rosario frente a un par de estampas de
santos sobre un diccionario Vox viejo y cutre como atril.
-Santa María, Madre
de Dios,...
-La pregunta, tita,
es por qué y... ¿de dónde has sacado un rosario con las cuentas rojas?
-De mi prima
Conchita, la que trabajaba de corista en el Teatro Principal. Se
echaba unos rezos ante de cada actuación.
-Para que le saliera
todo bien.
-No, para que algún
ricachón se prendara de ella y la retirara.Ruega por nosotros,
pecadores, ahora y en la hora...
-No me has
contestado, tía, ¿por qué?
-...de nuestra
muerte. Amén. Por una Cataluña independiente y republicana.
-Vería más lógico
que tuvieras a la Moreneta ahí enfrente, no a un par de desconocidos
que a lo mejor no están al tanto del tema catalán.
-No seas mema,
sobrina, a quienes pido ayuda es a Santa Rita de Casia y a San Judas
Tadeo, abogados de las causas imposibles y desesperadas, que están
al tanto de la situación andaluza, la catalana y la mía.
-¿Judicializando
los resultados de nuestras elecciones para estar a la moda?
-No, solicitando la
posibilidad de asilo político.
-Doce escaños no es
para tanto, tita...
-Eso díselo a tu
tío abuelo Günter y a su mujer Elke, que en paz descansen, aunque
provisionalmente descansaron en paz cuando se largaron de Alemania
después del 32.
-Ajá... Y, tía
Blasina, ¿esos guantes de boxeo que están colgados en el perchero
del vestíbulo?
-Por si las
plegarias tardan en hacer efecto.